Con mi lengua en tu espalda escribí un soneto raro.

Todo puede hablarse. Bueno, rectifico, casi todo. Pero en este caso si podía hablarse. Deberías haberme escuchado y no crecerte porque no me tenías delante. Que también hay que saber escuchar. Que el que lo quiera o piense mas en él, o el que no te quiera a ti eso tu no lo sabes, porque no te lo he dicho. Porque no me escuchas. Quizás no sea yo la que no es aunténtica. A lo mejor no me arrepiento de no mirarte a los ojos, pero cuidado, no confundas dolor con orgullo. Pienso que era cuestión de dejarme pensar un poco, ya que sabes que no soy de tener mis ideas muy claras normalmente. Soy la indecisión con unos toques de azul. Darte cuenta tarde de lo que sucedia no deberia haber hecho que actuases así, y tengo razón, y lo sé. Te quejas.. ¿sabés cuanto esperé por ti? ¿lo sabes? Porque pasó tanto tiempo que si antes pensaba que no estaba a tu altura ahora creo que te sobrepaso un trocito, aunque mientras yo estoy yendo tu has vuelto ya tres veces.

Lo último que pensé en todo este tiempo en que no has estado es en que volverías algun dia y que todo se tornase así.