Digamos que ya no te quedan expectativas de ningún tipo,
ni quedan vidas. Solo el afán de colgarte de
miradas asesinas en noches de gran adicción. Desenfreno emocional disponiéndose a vivir quizá demasiado poco. Y acabar complejas melodías cuando se empieza a sentir el mutuo
calor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario